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Reportaje

¿Qué fue lo primero que escribió

Supongo que algún cuentito para la familia. Luego, vinieron las redacciones del colegio. Pero siempre escribí cuando tenía que decir algo importante; iba dejando notitas por todos lados.

¿Quién fue su primer lector?

Mis padres. También mis primeras maestras, Haydée Fosatti de Manisse y Alba Ierardo, de quienes guardo un recuerdo entrañable.

¿Cuales fueron los primeros comentarios?

Siempre me estimularon para que escribiera. Y muy pronto entendieron que prefería leer antes que jugar a las muñecas, así que me llenaron de libros, el mejor alimento para un escritor.

¿Conserva algún rasgo de aquella escritura?

Espero que no. Tenía la idea equivocada de que la grandilocuencia significaba calidad. Ahora pienso exactamente lo contrario y busco la profundidad de los conceptos desde una expresión sencilla y limpia.

¿Qué está leyendo en este momento?

Kafka on the shore, de Haruki Murakami.

¿Qué autores tuvieron más importancia en su formación?

Vargas Llosa, Cortázar, Rulfo, Saramago. Y acabo de descubrir a Márai.

¿Tiene amigos escritores? ¿ quienes son?

Vargas Llosa, Cortázar, Rulfo, Saramago. Espero que también Márai.

¿Cuales son sus personajes de ficción favoritos?

Me quedo con el viejo de Hemingway en El viejo y el mar por su perseverancia para vencer los obstáculos. También me gusta el personaje de Urania en La fiesta del chivo de Vargas Llosa porque se anima a enfrentar la verdad aunque duela.

¿Qué frase literaria cita con frecuencia?

Una de El amor en los tiempos del cólera, pero la cito para contradecirla: "Recuerda siempre que lo más importante de un buen matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad". No, señor, se equivoca; hay que aspirar a ser felices y luchar por eso.

¿Cuales son los rasgos salientes de su estilo?

Corrijo hasta el cansancio mientras busco la sencillez de la expresión. Trato de apelar a una brevedad elocuente, donde pocas palabras digan mucho y, sobre todo, donde sea posible establecer un juego con el lector que vaya llenando los espacios que la historia deje. También me preocupa la música interior del texto, su ritmo, es decir, que suene bien. Y, último, pero no menos importante, intento que mi escritura sea amena, que el lector quiera volver a ella. Si logro hacer pensar y entretener a la vez, ahí está mi premio.

¿Cuál es la opinión sobre su literatura que más le molestó?

"La vi en el programa de Osvaldo Quiroga y compré su novela. Habla mejor que lo escribe".

¿Cómo escribe, lápiz, computadora, máquina, etc?

En la computadora, pero con papel y lápiz a mano. Cada una de mis novelas tiene uno o más cuadernos de apuntes, recortes de prensa y estadísticas que voy llevando a medida que escribo para controlar que los capítulos no pierdan el balance en cantidad de palabras, etc., es decir, la parte formal de la escritura.

¿Qué condiciones necesita para escribir?

Para escribir, solamente escribir. Para ser escritor, declararse tal. Eso implica asumir una nueva actitud frente a la vida porque el escritor está las veinticuatro horas escribiendo, incluso cuando duerme. Luego, una dosis mínima de ego para creer que a alguien puede interesarle lo que tenemos para decir y cómo lo decimos. Pero, por sobre todo, mucha humildad para entender que este oficio se sigue aprendiendo durante toda la vida. En cuanto a las condiciones ambientales, silencio, sobre todo interior.

¿Cuales son las etapas del trabajo hasta llegar al texto definitivo?

Mucha elaboración previa del tema, es decir, de la abstracción conceptual que subyace a toda historia. Esto incluye observar, investigar y reflexionar. Luego viene la creación de la anécdota, el "había una vez". Finalmente, corrijo, corrijo, corrijo hasta que el libro entra a imprenta. Y una vez que el libro sale a la calle, me hago cargo no sólo de su promoción, sino de responder a cada uno de los mensajes de los lectores. El escritor debe ser responsable absoluto por lo que escribe.

¿Qué está escribiendo en este momento?

En mayo del año pasado empecé a trabajar en una novela que aborda la problemática del suicidio. El desafío era hablar de la muerte, pero poniendo énfasis en que el valor supremo es la vida. Leí muchísimo acerca de eso y trabajé con una psiquiatra, la Dra. Silvia Peláez, que me asesoró durante todo el proceso. También asistí a un grupo de sobrevivientes de suicidas, Último Recurso; recogí testimonios e hice una investigación en mi familia. El resultado es un texto que está ahora en Argentina, espero corregir durante todo este año y publicar en abril del año que viene.

¿Cuál es el libro que le hubiera gustado escribir?

El último encuentro de Sándor Márai.

¿Qué medios lee, que programas escucha, cuales ve?

Veo muy poca televisión y leo algún semanario cada tanto. Escucho radio, que es el medio que me permite hacer otras cosas mientras me informo. Y, por las noches, tengo una cita ineludible con Alejandro Dolina.

¿Quién merece un monumento en este país?

El Padre Lucas del Valle. Lucas es un dominico español que llegó a Montevideo hace veinticinco años. Desde entonces se ha consagrado a enseñar la libertad responsable y el amor por la vida, especialmente a los jóvenes. A él le debo esta inquebrantable vocación de felicidad que, tantas veces, me pone difícil el camino, pero que vale la pena.

¿Cuál es el rasgo principal del ser oriental?

Reconozco que tenemos algunos rasgos característicos, pero creo que la orientalidad es un concepto todavía en formación. Prefiero hablar de un "ser latinoamericano". En ese sentido, tenemos nostalgias de un pasado indígena libre y nostalgias de las patrias que nos colonizaron; una suerte de ser y no ser entre dos aguas que nos hace bastante indómitos en algunos aspectos, y bastante dependientes, lamentablemente, en otros.

¿Cuál es la frase que hubiese deseado hacerla Ud?

Una de Fernando Savater: "El hombre ha venido al mundo para ser feliz. El resto es silencio... y quizá corolario".

¿En qué época le hubiera gustado vivir?

Ahora está bien para mí, pero cada tanto fantaseo con vivir en diferentes épocas del pasado; unos días y volver. Pura curiosidad literaria.

¿Cuál es su chiste predilecto?

En general, los chistes no me causan gracia, pero me río con situaciones de la vida. Y me río muchísimo de mí.

¿Cuál es su música predilecta?

Me encanta Queen y los Beatles. En español, Joaquín Sabina.

¿En que ocupa su ocio?

Leo todo cuanto puedo, hago gimnasia y ando en bicicleta. Quisiera viajar mucho más y voy a hacerlo.

¿Qué película vió varias veces?

Cinema Paradiso.

¿De qué vive?

Cada vez más de la literatura, aunque les pese reconocerlo a quienes dicen que es imposible. Soy traductora pública y docente universitaria, pero esas actividades van cediendo terreno a la escritura y eso me hace muy feliz.

¿Qué relación tiene con el dinero?

Me gusta disfrutar de la vida todo lo que puedo y el dinero facilita mucho las cosas. Lo gasto con prudencia y lo cuido, también, pero no me quita el sueño. Solamente me angustia pensar en su falta si sobreviniera una cuestión de salud.

¿Cómo imagina su momento perfecto?

Ahora. Porque me he puesto en el camino que elegí y voy marchando por él. Tengo la tranquilidad de que mis seres queridos están sanos y juntos. El resto se hace al andar.

¿Qué le produce más vergüenza?

Resignarme sin dar pelea.

¿A qué le teme?

A perder las ganas.

¿De qué se arrepiente?

De no haberme sacudido ciertos miedos antes, pero entiendo que todo tiene su tiempo.

¿A quién desprecia?

A los mediocres soberbios.

¿Qué detesta por encima de todo?

La ordinariez espiritual.

¿Para qué sirve un escritor?

Para salvarse a sí mismo de la locura y, en el camino, salvar a otros.

Sección de Semanario "El Pueblo", a cargo de Alfredo Valdez

Claudia Amengual