2006
Poesía
para Hugo Fontana
Lloviendo sobre mojado te diré
que Janis Joplin está cantando para mi.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor.
dice el poeta
Desgarra ronca carraspea
Mujer motor de lo que sea
Me llamo Víctor te diría si fuera Horacio
Mercedes Benz un poco más despacio
Dobla aquí, deja de llorar
dame de una vez ese blues para olvidar
¿Quieres tú que Janis cante para ti?
Lo siento no es posible ahora está cantando para mi.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor.
dice el poeta
Probará en mi su amor
Porque sabe que sé lo que cuenta su dolor
Si me pide que le pague una noche en la ciudad
No es una pregunta es la verdad
Le ofreceré esa última ronda
La de la muerte, suave, honda.
¡Eh Señor! no la dejes sola arder
Dale esa botella de beber
¿Crees tú que es posible que Janis cante para ti?
No lo creas, hace años que solo canta para mi.
Palabra de Dios
Te envidiamos Señor.
inédito, 2006
REALITY SHOW/cuarenta metros;
El comentarista concluye diciendo
que el jugador hizo un gol de otro partido
la imagen muestra el puntapie
la dada vuelta de los dos zagueros
la deriva final de la pelota tan al vértice
que toca la cara interna del travesaño
la secuencia se repite
la repiten una y otra vez tres cámaras diferentes
en una de ellas parece que la pelota rozara en los defensas
pero no, la siguiente cámara, el siguiente ángulo
recobra la verdad y se vuelve a ver
el tremendo limpio pelotazo
lástima me dije qué lástima que esta vida
no la filmen a tres cámaras
inédito, 2003
Canción de alejar
caserones levantados arena y viento
yo dedico dos horas de mi vida
mis mañanas y mis tardes a cuidarlos
a veces miro con disimulo los recuerdos
y ya no siento los gritos airosos de la guerra
aquí me instalo en un presente conveniente
donde no llegan
los colores furiosos del combate
aquí el tiempo se va / plegando sin cuidado
como bandera sobre el mástil
y he olvidado mi nombre
y el filo el peso de las armas
aquí no me conozco
aquí puedo suponer a mi antojo del pasado
y contar solamente lo que quiera
hasta aquí no llega tu voz ni tu sonrisa
los olores propicios de la piel
no hay soledad de vos porque aquí no se concibe tu existencia
(aquí ya no hay locura)
no hay recuerdo de cuerpo curvado
abierto en cruz por sobre el lecho
no hay lamentos ni rechazos
ni tu pecho que se ponga a temblar
cuando mis manos lo codicien
aquí no mandas nada no puedes ordenar
aquí yo soy mi único rey.
De “Épica de malamor”