2006
Poesía
Campo devastado la piel
escribo: campo devastado
la piel devastada del mundo
en la piel de cada hombre
hueca en la luz vacía
del mundo
escribo: participios de la piel
la palabra reposa en la palabra
pero el mundo carece de inclinación
tabla roturada piel del mundo
sin inclinación precisa
se vive como en un bostezo
los marineros de colón
empeñados en el mar de los sargazos
asumen que el mundo no sopla
deriva como una nostalgia del recuerdo del amor
en la piel
salada piel marinera sin inclinación
escribo: participios de toda palabra
encomendados al recuerdo de la nostalgia del amor
bruna temeridad
en la escrita piel del mundo
tachadura borroneada
está quieta la mar
nada se asoma
hundida está la mar
como recelo
y recelando a solas
como velo
de palabras
se aquieta la mar
la piel del mundo
y en cada piel
un hombre
y en cada hombre
la palabra
aquí y ahora para qué
fragancia mínima del alma
cuello de cisne
la piel en la palabra piel
y en aquella veta roturada
el poeta
rasero de la encía de la lengua
inclinada su suerte la palabra
matriz en una
rasgo en la otra
incendio siempre incendio y maravilla.
...
La parte más cruel: lo sucedido
en la perpetua presencia del presente
ya somos demasiados
tantos como nunca contaron los que hacían las levas
o las movilizaciones generales
cuando asesinaban a algún archiduque
y decretaban un estado de presente perpetuo
que sólo borraba la muerte
chocando contra alguna trinchera
ella y nosotros
partiendo el trozo que el tiempo no asignaba
cierta vez
victorioso avanzaba en un 306 puente carrasco
abrazado a los caños que sostienen pasaje y conducción
los que llevan y los que son llevados
cierta vez
vi separarse las aguas del mar rojo
con sus peces viviseccionados detrás de mí
tantos
que el furor me golpeó en la nuca y me hizo parpadear
contra el muro incontrastable del futuro
que me absorbía y absorbía mis manos
atadas a los caños cromados del 142 puente carrasco
en espera de vencer
de ser el general del efímero dominio
del futuro
cierta vez
victorioso avanzaba desde el niño que fui
aprendimos a desear el cielo dentro de un 161 aduana
cierto día de diciembre
puro descreimiento y algunas virtudes innecesarias
la presencia de la casa schinca regalos y útiles escolares
y el temblequeo de los anaqueles cuando pisábamos
los largos listones de madera del piso
mi madre aullaba
un ciclo abría sus fauces
pero nunca lo supimos
aún no lo sabemos
tragados como un patio baldeado con creolina
con ese olor picante que traspasa el orgullo vacío
a la niñez
nos presentamos hoy
al cielo insustituible que la avenida general flores
envuelve para regalo
está de más que lo sueñes
nadie recuerda esta historia
con aroma que memoria
trasiega, nunca te empeñes.
abreva, no desempeñes
gusto de menta vencido
que se agita en el perdido
recodo de algún osario,
no se vacía un estuario
con un verso mal medido.
...
Si ves al futuro, dile que no venga
Juan José Castelli, 1813
No veo los violines aquí
escucho la distancia de los violines
huella zumbona
profunda cinta azul
que no veo pero conozco
en su azul goteo sin piedad
los violines untuosos
aserrados
los violines demoledores
que agregan soledad al discernimiento
trampas al solitario
levedad al llanto de una mujer
violines de color azul
solapas de un mar encuadernado
decía aquel bandoneonista
decía que lo más difícil
fue aprender lo que suponía conocido
la cocina
su estruendo de olores
el espacio reservado a la resurrección
decía aquel bandoneonista
supe que mi corazón
latía
el paisaje del corazón latía lánguidamente
bandada de fondo en la inmensa pena de un tango
brillando como dolor antiguo
vibración de un abandono
que permanece cuando todo se ensombrece
de azul.
...