Se le ocurrió a Paul McCartney mientras volvía de Kenya, donde había estado de vacaciones con Mal Evans, el fiel -y malogrado- asistente del grupo. En ese viaje de avión terminó de madurar una idea con la que el bajista fantaseaba hacía tiempo: crear una especie de alter ego de los Beatles. Era un momento de crisis en el grupo. Los fans lo habían colocado en un lugar al que ninguna banda había llegado, pero, como dijo Harrison, "se quedaron con nuestro sistema nervioso". La beatlemanía había hastiado a los propios ídolos.
Las vacaciones se iniciaron en Europa. En París el músico intentaba pasar inadvertido. Adoptó la costumbre de utilizar disfraces para poder andar por las calles como si fuera otra persona. Extender esos disfraces al grupo le pareció una excelente idea. "Pensé que sería agradable perder nuestras identidades y sumergirnos en un grupo falso... Estábamos cansados de ser Beatles... entonces, de pronto en el avión tuve la idea. Pensé, no seamos nosotros, desarrollemos un alter ego". Un grupo imaginario que tocara por ellos era una ingeniosa solución, una válvula de escape.
Twist y gritos.
En 1966 los Beatles habían tomado quizá su más dramática decisión: dejar de tocar en vivo. El último en aceptarlo fue Paul. La gira de ese año por los Estados Unidos resultó una pesadilla. Prácticamente sin días de descanso, habían recorrido varios estados. En algunos los esperaban fans y en otros -especialmente en el sur- los aguardaban las capas más conservadoras de la sociedad para hacerles sentir su odio y amenazarlos. En cualquier parte, la histeria siempre estaba presente. Las actuaciones, de escasa media hora, eran cada vez peores. Los gritos de los espectadores impedían que los músicos escucharan lo que estaban tocando. "Si hubieran colocado maniquíes en lugar nuestro, hubiera sido lo mismo. No se podía escuchar ni siquiera la base rítmica", confesó Lennon.
La seguridad, por entonces, era algo a tener en cuenta. El productor George Martin recuerda particularmente un recital en el que el escenario se enfrentaba a una ladera de una montaña: "fácilmente podían colocarse un par de francotiradores ahí que alcanzarían, sin dificultades, a los muchachos". La astróloga que había anticipado el asesinato de John F. Kennedy predijo que los Beatles morirían en un vuelo hacia Denver. Todo parecía un caos. Lennon y Harrison fueron los primeros impulsores de la idea de abandonar las actuaciones. Ringo también estaba cansado de esa vida y era, además, quién había recibido amenazas concretas. Además, la evolución iniciada en el disco Rubber Soul y continuada en Revolver daba como resultado que las composiciones del grupo se volvieran difíciles de reproducir en público.
Una noche dieron un recital en St. Louis mientras llovía a mares. La gente los vitoreaba mientras el agua invadía el escenario. Sus vidas corrían peligro ante la posibilidad de morir electrocutados. El lugar parecía "una choza de barro en medio de la nada" según McCartney. Esa noche cedió al requerimiento de sus compañeros.
El 29 de agosto de 1966 tocaron en el Candlestick Park, ubicado en las afueras de San Francisco. Luego de una canción, Paul repitió la rutina que anticipaba el final del recital: "es tarde, es hora de ir a dormir, esperamos que les haya gustado el show, vamos a tocar nuestra última canción". Los fans no imaginaban el verdadero alcance de estas palabras.
Cruce de caminos.
El anuncio del fin de las presentaciones no fue inmediato. Una vez que la prensa lo supo, los rumores comenzaron a crecer. El reinado de los fab four parecía tambalearse. El grupo respondió de la única forma que sabía hacerlo: encerrándose en Abbey Road.
Las sesiones de Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band comenzaron el 1° de diciembre de 1966 antes de que el título del álbum estuviera decidido. El primer tema de esas sesiones, "Strawberry Fields", no integró el álbum. Compuesto por John Lennon en Almería, España, mientras se encontraba rodando "How I won the war" a las órdenes de Richard Lester, estaba destinado a ser una de las caras del nuevo disco simple del grupo. La canción se refería a los recuerdos de John sobre un orfanato del Ejército de Salvación cercano a su casa, de nombre Strawberry Field, y su pequeño parque donde él jugaba en el verano con los huérfanos que vivían en el lugar. La letra contenía varias supuestas referencias a drogas, especialmente al LSD.
El otro lado del simple fue "Penny Lane", canción compuesta en su totalidad por Paul, que sutilmente describe el área donde él y John crecieron en Liverpool. "Penny Lane" fue la tercera canción grabada en dichas sesiones y tampoco integró Sgt. Pepper. La política del grupo era no incluir temas de un simple, por más exitosos que fueran, en un larga duración. Además, siempre se dijo que éste era un simple con dos lados "A"; ninguna de las composiciones podía ser considerada como "B".
El simple con los temas "Strawberry Fields" y "Penny Lane" salió al mercado el 13 de febrero de 1967. Fue el primer simple que no llegó directamente al número uno de los más vendidos. Lo desplazó "Release Me" del cantante Engelbert Humperdinck. Y eso supuso un pequeño soplo de libertad que les permitiría a los Beatles seguir creando. "Todo un alivio", dijo Ringo años más tarde.
Más tarde George Martin se arrepintió de no haber incluido "Strawberry Fields" y "Penny Lane" en el álbum de Sgt. Pepper: "era una tontería, y me temo que fui parcialmente responsable. Hoy en día nadie piensa en eso, pero por aquel entonces intentábamos dar algo a la gente a cambio de su dinero". Recuerda que estaban buscando un simple que fuera un verdadero éxito y que revirtiera la teoría de la decadencia del grupo. El manager Brian Epstein le preguntó a Martin qué canciones podía ofrecerle. El productor le expresó que tenía tres temas, "dos de ellos son los mejores que haya grabado nunca".
Para haber logrado mejores ventas, hoy dice que hubiese sido preferible incluir a "When I`m Sixty-Four" en la cara B. De todos modos, está seguro de que el simple "Strawberry Fields"/"Penny Lane" es el mejor del grupo. Ambas canciones fueron incluidas en la edición norteamericana del álbum Magical Mystery Tour editado en noviembre de 1967.
Otra canción que se grabó en esas sesiones y que no llegó a incluirse en el álbum Sgt. Pepper fue "Only a northern song" de Harrison. Finalmente integró el álbum Yellow submarine del año 1968. Una vez más quedaba demostrado que no era fácil para George incluir sus composiciones en los álbumes del grupo.
Álbum conceptual.
El nombre del grupo que saldría de gira en lugar de los Beatles, y al fin el nombre del disco, surgió en un restorán. Paul se encontraba cenando con Mal Evans cuando éste observó dos sobres: uno tenía impreso la letra S y otro la P. Preguntó qué eran y Paul respondió "salt and pepper" (sal y pimienta). Como tantas veces lo hacían, comenzaron a jugar con las palabras hasta que finalmente uno de los dos, probablemente Paul, dijo "Sergeant Pepper" (Sargento Pimienta). En esa época estaban de moda bandas de nombres largos como Country Joe & the Fish o Big Brother and the Holding Company. A Paul le gustó "la banda de corazones solitarios"; y entonces quedó: "El Sargento Pimienta y su banda de corazones solitarios".
En el comienzo del álbum se escucha el rumor de una impaciente audiencia, junto al afinado de instrumentos. Finalmente la guitarra distorsionada de George, con poderoso acompañamiento detrás, inicia la actuación de Sgt. Pepper.
Durante la primera canción se escuchan aplausos y risas del público, provenientes de grabaciones que poseía George Martin. Al final del primer tema se presenta al cantante de la banda Billy Shears, nombre tras el que se ocultaba Ringo, para interpretar "With a little help from my friends". No hay separación entre las dos canciones; Billy (Ringo) pregunta "Qué harías si cantara desafinado, te pararías y me abandonarías..." en el inicio de la mejor canción que compuso el dúo Lennon-McCartney para el baterista.
En sentido estricto, el álbum conceptual termina aquí. Ringo reconoció que a la segunda canción ya se habían cansado de la idea. "Cualquiera de las otras canciones pudo estar en cualquier otro de los álbumes", repetiría Lennon, que nunca se entusiasmó demasiado con el proyecto. Sin embargo las diversas canciones se unían por un acorde, un grito o un mínimo silencio. Esto le da su especial unidad.
Finalmente a Neil Aspinall se le ocurrió hacer un reprise de la primera canción. La banda se despide así: "Somos la banda de corazones solitarios del Sargento Pimienta, deseamos que hayan disfrutado el show... estamos apenados pero es hora de irnos...".
Con un nuevo solo de guitarra, la actuación se va terminando. Y mientras la banda se apaga, los acordes de un piano marcan lo que fue su glorioso bis de cierre: "A day in the life"
La grabación.
Con exactitud, 129 días y 700 horas de grabación cambiaron el concepto de lo que un álbum de rock debe ser. Apenas cuatro años antes Please, Please Me, fue grabado en tan solo 585 minutos.
George Martin consiguió todo lo que los Beatles pedían: sonidos de granja, una nota que solo los perros pudieran oír, una orquesta de profesores que toca sin partitura, entre otras aparentes excentricidades.
El ingeniero de grabación Geoff Emerick recuerda: "Los Beatles insistían en que todo en Sgt. Pepper debía ser diferente... todo estaba distorsionado, limitado, comprimido o tratado con demasiada ecualización". Se utilizaban parlantes Leslie, melotrones, viejos osciladores para cambiar el tono de instrumentos y voces, cintas cortadas y vueltas a pegar en cualquier orden, mezcla de tomas y cuanta innovación se pudiera conseguir. La idea era experimentar todo para conseguir lo planeado.
Parece un milagro que este disco haya sido grabado en cuatro canales. En realidad Martin y su equipo utilizaron dos grabadoras de ese tipo sincronizadas, por lo que se considera que es la primera grabación en ocho pistas realizada en Gran Bretaña. Muchas veces grababan tres canales y los vertían en un cuarto canal para volver a tener pistas libres. Todo esto quedó reflejado en el libro de Martin Summer of Love. The Making of Sgt. Pepper, donde detalla, día a día, la forma en que el álbum se grabó.
Fue la última vez que la dupla Lennon-McCartney funcionó como un formidable equipo para componer canciones. Si bien Harrison recuerda haberse aburrido bastante en las sesiones, su contribución con el tema "Within you, without you" ubicado al comienzo del lado B, es como una especie de remanso espiritual ante tantas emociones nuevas. Otro tanto pasó con Ringo, quien jugó interminables partidas de cartas con Mal Evans y Neil Aspinall esperando grabar sus partes de batería y percusión.
Otras canciones del disco, ("She is leaving home", "Fixing a hole" "Lovely Rita" y "Getting Better") pertenecen mayoritariamente a Paul, mientras que "For the benefit of Mr. Kite", "Good morning, good morning" y la impresionante "Lucy in the sky with diamonds" se atribuyen a John. Sin embargo cada una tuvo el apoyo y aporte de ambos. La letra de "For the benefit of Mr. Kite" fue elaborada a partir de un afiche de 1843 que promocionaba a un circo. Sorprende la serie de sonidos circenses que agregó Martin a la canción.
"She is leaving home" marca otro punto alto en el disco. Solo intervienen en la misma Lennon y McCartney junto a una orquesta de cuerdas. Si bien es una composición de Paul, tiene como importante aporte el coro griego -agregado por Lennon- que describe los lamentos y razones de los padres de la adolescente que acaba de dejar su casa. Paul estaba ansioso por grabarla. Se sintió muy contrariado cuando le solicitó a Martin que realizara los arreglos para la orquesta y éste le expresó que tenía otro compromiso, proponiéndole hacerlo una semana después. McCartney no quiso esperarlo y de inmediato contrató a Mike Leander para esa tarea, cosa que ofendió a Martin y lo dejó resentido durante muchos años.
La canción más perfecta del álbum, y una de las mejores de la historia es "A day in the life". Lennon tenía una canción basada en varias noticias que había leído en el diario. Por ejemplo, la muerte de Tara Browne -nieto de la familia Guinness- en un accidente de tránsito, y la guerra ganada por el ejército británico son algunos temas que refería la base de la letra. Pero le faltaba una parte.
Como Paul tenía una especie de media canción, compuesta por sus recuerdos acerca de cómo se despertaba en las mañanas cuando iba a estudiar, parecía posible la unión de ambas. Para eso se contrató a una banda de 41 profesores y se los citó a una sesión de grabación. Debían concurrir vestidos de gala, y así lo hicieron. Pero cuando llegaron, notaron que los únicos que no habían respetado la vestimenta formal eran los propios Beatles. En lugar de darles partituras se les entregaron caretas, narices postizas, lentes falsos y elementos de cotillón. Luego Paul y Martin les explicaron que pretendían 24 compases en los que todos los instrumentos empezarían en una nota baja hasta llegar a la nota más alta (en este caso un Mi). Los músicos parecían no entender. McCartney fue más gráfico: "queremos un gran orgasmo musical que explote en la nota Mi".
Esta interpretación se agregaría a 24 compases que habían sido dejados vacíos en la grabación del tema. Allí se escucha un piano, los tambores de Ringo y Mal Evans cuya voz aparece contándolos. Luego, cuando llegan al último compás, suena un despertador avisando a los otros Beatles que deben entrar nuevamente a la parte de la canción compuesta por Paul. En la última parte, cuando se vuelve a la canción de Lennon, el trabajo que hace Ringo es soberbio. Músicos de la calidad de Phil Collins han reconocido que es una de las partes de batería más perfectas que se hayan oído.
El final de la canción es un impresionante acorde de piano. El mismo dura en el disco unos 53 segundos y fue tocado en tres pianos por George, John, Paul y Mal Evans, junto a un armonio tocado por George Martin. Según éste, hoy en día con los recursos técnicos existentes, hubiera sido fácil hacerlo. Pero en ese tiempo, lograr ese sonido que parece perpetuarse en el aire, llevó muchas horas de trabajo. Y dio inicio así a la leyenda, junto al sonido solo perceptible por los perros (aunque si uno agudiza el oído llega a escuchar una especie de estática que parece provenir de una radio mal sintonizada), y luego las galimatías grabadas para sorprender a los que tenían tocadiscos no automáticos cuando la púa llegaba al final del surco.
La leyenda.
El disco salió a la venta en Gran Bretaña el 1° de junio de 1967 y un día después en Estados Unidos. Fue recibido con sorpresa y admiración. Se ha dicho que al igual que con los grandes acontecimientos del siglo (la muerte de Kennedy, la llegada del hombre a la luna) toda aquella persona contemporánea al álbum recuerda la primera vez que escuchó a la banda del Sargento Pimienta.
La crítica fue unánime en sus elogios. Pero el disco también tuvo que soportar embates de la sociedad conservadora. "A day in the life" fue prohibido en la BBC por oscuras referencias a drogas y sexo, como también "Lucy in the sky with diamonds", basado en un dibujo de Julian Lennon, que tuvo la mala suerte de que sus iniciales fueran LSD. Hasta el día de su muerte Lennon reiteraba una y otra vez que el nombre de la canción le fue dado por su hijo Julian cuando le regaló el dibujo realizado en su colegio. John le preguntó qué era y Julian contestó: "es Lucy en el cielo con diamantes". Pero la censura, como siempre, no entendió sutilezas.
Sgt. Pepper es una síntesis de su tiempo y la proyección del mundo. Hijo natural de la psicodelia y del movimiento hippie, se nutrió de canciones como "A whiter shade of pale", de Procol Harum, y de discos como Freak Out! de Frank Zappa. Pero la mayor influencia, confesada por Paul es el álbum Pet Sounds, de The Beach Boys. La admiración era recíproca. Brian Wilson consideraba a los Beatles como uno de los mejores grupos del mundo. Entre el genial líder del conjunto "surfista" y los fab four, se daba una especie de pequeña competencia para ver quién sacaba el disco más vanguardista. Era lógico que la respuesta a Pet Sounds fuera un álbum como Sgt. Pepper. Poco después de su aparición en el mercado, mientras los Beach Boys estaban en nuevas sesiones de grabación, Brian Wilson llegó al estudio con un disco bajo el brazo. Lo tiró sobre la mesa y miró a los demás músicos, que observaban la sorprendente tapa. Luego de unos segundos, con algo de resignación en la voz, Wilson dijo: "no nos preocupemos demasiado; acabo de escuchar el mejor disco de la historia".
Cuando en el cambio de siglo la revista Rolling Stone realizó una encuesta para elegir los 500 mejores álbumes de todos los tiempos, Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band obtuvo el primer lugar. El segundo fue ocupado por Pet Sounds de los Beach Boys.