2007
Artículo
Algún día habría que hacer una lista de las innovaciones tecnológicas que luego de una vida efímera, desaparecieron de nuestras vidas. Inventos que reunían tras de sí, las expectativas de los grandes cambios que revolucionarían costumbres y que hoy ni siquiera ostentan la condición de recuerdo. Algunos tuvieron corta vida, como el 8th Track Cartridge aquellos cartuchos de plástico que contenían una cinta magnética similar a la de los casetes y que dividía las canciones en grupos, y otros fenecieron luego de una vida aún más efímera como el video betamax creado por Sony.
Hubo algunos pocos que llegaron para quedarse. Hace 25 años salieron al mercado los primeros discos compactos o compact disc o CD. La tecnología digital ingresaba en el campo de los sonidos para limpiarlos de cualquier interferencia o suciedad y para demostrar a los melómanos que había otra forma, mucho más fiel, de percibir la música. El soporte digital óptico había llegado para quedarse.
Exigencias del Maestro
Creado por el neerlandés Joop Sinjou y el japonés Toshí Tada Doi en 1979, ese disco metálico que según lo determinado por Sony medía 12 cm -correspondiente al ancho de los bolsillos superiores de las camisas para hombres porque todo debe caber allí- y con un agujero circular en el medio de 15 milímetros –tomado del tamaño de la moneda más pequeña del mundo como lo era la de diez centavos holandesa- no tuvo éxito en un comienzo. Al principio de los ochenta Sony y Philips llevaron a cabo los primeros intentos por introducirlo en el mercado. La época de recesión económica no fue propicia para la difusión de novedades costosas y un nuevo fracaso parecía dibujarse en el horizonte. Los discos de vinilo llevaban décadas de existencia y productos que aparecieron posteriormente, como el casete en la década de los sesenta, los complementaron pero no intentaban competir ni, mucho menos, sustituirlos. Sin embargo Philips, con su subsidiaria PolyGram, mantuvo la confianza. Asociada a Bayer, empresa que aportó el material de alta tecnología Makrolon con el que se fabricaban, apostó por el soporte digital. Aún así, todo hacía dudar acerca del futuro del disco compacto. Sin embargo el apoyo que le dio una personalidad del mundo de la música fue el empujón que se necesitaba.
El controvertido Herbert von Karajan era uno de los directores más importantes de la música clásica y de la ópera. Nacido en Salzburgo en 1908, Karajan dirigió la Orquesta de Berlín durante treinta y cinco años y a la Orquesta Filarmónica de Viena junto al Festival de Salzburgo entre tantas otras. Con un pasado tumultuoso por su pertenencia al partido nazi y un recordado incidente al equivocarse en un concierto brindado por Hitler a los reyes de Yugoslavia en 1939, luego de la Segunda Guerra Mundial su carrera fue en constante ascenso apoyada en su peculiar forma de dirigir y su famoso divismo. En 1981 durante un festival en Salzburgo, el Maestro puso su imagen detrás del producto. Conciente de la mayor fidelidad de sonido que ofrecía la tecnología digital y de las posibilidades que le daba para perpetuar con excelencia su obra, Karajan fue decisivo para que el mundo prestara atención a ese pequeño disco.
Las razones por las cuales se eligió los 74 minutos de grabación que permitía originalmente guardar un CD ha dado lugar a varias versiones. La de mayor popularidad señala que el Maestro Karajan exigió, para prestar su imagen, que el disco compacto tuviera la suficiente capacidad para poder grabar una de su piezas favoritas: la Novena Sinfonía de Beethoven. Una segunda versión asegura que quién determinó dicha capacidad fue Ohga, esposa del ex Presidente de Sony Akio Morita, para quién la Novena Sinfonía era su composición preferida. Existe una tercera hipótesis que cuestiona las anteriores tildándolas de leyendas urbanas. Se apoyan en que la Novena Sinfonía dura unos minutos menos que los 74 minutos fijados y que Ohga mencionó la obra de Beethoven solo a título de ejemplo. Para ella el nuevo producto debería poder almacenar una ópera completa o la Novena Sinfonía de Beethoven.
La primera composición clásica que salió al mercado en formato CD fue la Sinfonía Alpina de Richard Strauss grabada por Karajan. Poco tiempo después, finalmente, el Maestro grabó la bellísima sinfonía de Beethoven.
Auge y caída
En el año 1982 se edita el primer CD pop. Ese honor le fue conferido a la banda sueca ABBA con su álbum fue “The Visitors” que ya había sido lanzado al mercado el año anterior en formato tradicional. Era el octavo álbum del grupo y también marcaba el declive de una carrera notablemente exitosa. El segundo divorcio de las parejas del grupo, Benny y Frida, ya era un hecho y apuraba el final de la banda. La paradoja es que el nuevo medio de grabación y reproducción de música se apoyó, para su lanzamiento, en un grupo que prácticamente ya era historia.
El proceso de crecimiento de los discos compactos fue rápido. A mediado de las década de los ochenta las bateas de las casas de discos europeas o norteamericanas se dividían entre vinilos y compactos en iguales proporciones. Llegando a los noventa los discos long play habían desaparecido derrotados terminantemente por los CD. En 1996 el DVD entró en escena y los cambios continuaron con ejemplos como el HD-DVD o el formato MP3, el I POD y similares, todos hijos de aquél primer disco pequeño, redondo y brillante.
Con el crecimiento de internet y el avance de la tecnología informática, a mediados de los noventa la bajada ilegal de música se transformó en el principal enemigo de la industria discográfica. Las ventas de discos compactos ha descendido un 14% desde el año 2000 y, en cambio, las ventas digitales de singles a través de la red, aumentaron un 2030% desde el año 2003, según informa la revista Rolling Stone. Algunos ejecutivos de las empresas disqueras opinan que el negocio de los discos está acabado y se han mostrado impotentes para combatir la piratería on line de sitios que comparten archivos musicales sin pagar los correspondientes derechos. La batalla librada contra Napster en la década del noventa, que logró el cierre de dicho sitio, fue como pretender detener una inundación con un pequeño balde. Sitios similares se multiplicaron como hongos.
Hace veinticinco años el CD fue la puerta por donde se entró al almacenamiento óptico de datos. Una revolución que se convirtió en evolución constante con respecto a los soportes en que escuchamos nuestra música preferida. Esos mismos cambios son los que pueden llevar a su desaparición, ubicándolo junto a los vinilos, en un privilegiado lugar dentro de nuestros mejores recuerdos.